2.1.07

Amo a las rubias porque ser rubia es un ideal de vida


Un elogio de Juan Pablo Meneses

Amo a las rubias porque es muy fácil tratarlas de tontas, y no hay cosa más idiota que creerse inteligente. Amo a las rubias porque están ahí, poniendo el pecho, para que todos los cabezas negras del mundo exculpemos nuestros complejos de inferioridad hablando de ellas.

Amo a las rubias porque pueden domesticar gorilas: no es casual que Carlos Menem tenga a su lado a una rubia chilena como Cecilia Bolocco. Ni que Alan García tenga a una rubia argentina como Pilar Nores. Ni que Alejandro Toledo tenga a una rubia belga como Eliane Karp. Ni que Hugo Chávez tenga a una rubia ex rostro Revlon, como Marisabel.

Y amo a las rubias porque son pocas pero parece que fueran millones: de ser verdad lo que sale en la tele, bastaría ver dos telenovelas mexicanas para creer que un setenta y cinco por ciento de los habitantes del DF tiene el cabello rubio.

Amo a las rubias porque aquí sólo podríamos estar hablando de su glamour, y no del nuestro. Amo a las rubias porque todos nos hemos acostumbrado a escuchar que son más sexys, y el hombre es un animal de costumbres. Amo a las rubias porque ya leí mil veces que Marilyn Monroe y Madonna no eran rubias naturales, y eso me resulta un dato intrascendente.

Amo las rubias porque en las peluquerías de Bogotá todas las fotos de los carteles son de rubias, aunque en la ciudad apenas se ven cabezas amarillas. Amo a las rubias porque en Europa sobran y no necesitan venir a robarlas aquí.

Amo a las rubias porque ser rubia es un ideal de vida, y en el colegio de curas me enseñaron que debía tener ideales. Amo a las rubias porque un amigo que las odia se enamoró de una rubia cuyo padre tenía yate, y gracias a eso ahora quiero más a mi amigo.
Amo a las rubias porque Víctor Jara, el cantautor chileno asesinado cruelmente en los primeros días de Pinochet, cantaba: «Y los niños son rubiecitos y con otros rubiecitos van juntitos al colegio high», mientras en su propia casa lo esperaba Joan Jara, su mujer inglesa más rubia que Evita (que se hizo rubia para enamorar a Perón). Amo a las rubias porque vivo en Buenos Aires, la ciudad con más rubias de Latinoamérica.

Nenhum comentário:

Arquivo do blog